Estos tres lugares le transportarán atrás en el tiempo unos 2.000 años, hasta la época de esplendor del imperio.
El mejor consejo que se puede dar es sacar la entrada en el Palatino y comenzar por esta colina la visita, continuando por el foro y finalizando en el Coliseo. De este modo se ahorrará las tremendas colas de turistas que no saben que los tickets valen para los tres sitios, y se dirigen directamente al Coliseo. Los billetes valen para dos días, por lo que no se apure si no le da tiempo en uno a hacer todo el recorrido. Desgraciadamente, hasta el año 2008 el foro era gratis, pero ahora también está incluido entre los lugares de pago.
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Colina Palatina
Es la colina más céntrica de la ciudad, donde supuestamente la loba amamantó a Rómulo y Remo, y donde el primero, tras haber asesinado a su hermano, decidió comenzar a construir la ciudad.
En ella podrá observar abundantes restos de casas de emperadores romanos, entre las que destaca sobremanera la Casa de Augusto – conservando incluso frescos originales- así como otras construcciones como, por ejemplo, un estadio de carreras pedestres.
También podrá asomarse y obtener espléndidas vistas del Circo Massimo en primer término con el monte Aventino (e incluso el edificio de la FAO) al fondo.
Foro Romano
Desgraciadamente, lo que en la actualidad se puede observar en este rincón de Roma, es sólo una sombra de todo lo que hubo. Se trataba del centro de la vida política y social de la ciudad. A la luz de los restos, es difícil imaginar el bullicio y el esplendor que poseía. Si no se decide a contratar un guía que le pueda ayudar en esta labor de imaginación, le recomendamos adquiera en las inmediaciones una de las múltiples publicaciones que muestran superpuestos a las fotografías tomadas en la actualidad, los modelos de la apariencia de los edificios en época romana.
Busque y no deje de fotografiar los imponentes arcos de triunfo mandados erigir por los emperadores Septimio Severo, Tito y Constantino, este último cerca del Coliseo.
Coliseo
Poco puede decirse que ya no se sepa de uno de los monumentos más famosos del mundo. El anfiteatro, de unas 55.000 personas de capacidad donde luchaban fieras y gladiadores, fue inaugurado en el año 80 d.c. con más de 100 días seguidos de juegos. Aquellos que ocupaban puesto cerca de la arena eran el Emperador y los senadores, y a medida que se ascendía se situaban los estratos inferiores de la sociedad.
Su nombre se debe a la colosal estatua que se encontraba en sus inmediaciones, el Coloso de Nerón. Como dato anecdótico que quizá menos gente sabe o puede llegar a imaginar, indicar el tremendo olor a carne putrefacta en descomposición tanto de animales como de seres humanos que se podía sentir sentado en sus gradas. En multitud de ocasiones, trabajadores contratados a tal efecto eran encargados de perfumar el ambiente con incienso y otras hierbas aromáticas, para tratar de disimular aquel hedor.
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