Como en todas las grandes ciudades son necesarios pequeños consejos y sugerencias que seguramente consigan que su estancia sea un poco más cómoda, y eviten sorpresas inesperadas:
Tarjetas de crédito
Aunque teóricamente se aceptan tarjetas de crédito en la gran mayoría de establecimientos en Roma, la experiencia dicta que es conveniente llevar en el bolsillo o la cartera siempre algo de dinero en metálico: frases como “No me funciona hoy el lector de tarjetas” o “Tienen que venir a arreglárnoslo” seguramente las tenga que escuchar más de una vez durante su estancia en la capital italiana.
Occhio al portafoglio
Con esta frase de aviso, es el propio Comune di Roma – el gobierno municipal de la ciudad- el que nos advierte en diversos ámbitos, como por ejemplo el metro o los autobuses, para que tengamos cuidado con nuestras carteras (ojo a la cartera, es la traducción exacta). En efecto, es consabido el alto número de sustracción de monederos en ciertas zonas de la ciudad, sobre todo en los alrededores de la estación central de Termini, y a bordo del metro, donde esta campaña la lleva a cabo un simpático dibujo animado de un pobre ladrón al que siempre le sale todo mal, muy famoso en la ciudad.
Propinas en Roma
En cuanto a las propinas, llamadas mancia, normalmente no están tan extendidas como en otras capitales turísticas. De todas formas, no se haga ilusiones de poder ‘ahorrar’ en este sentido, ya que en la mayoría de establecimientos le cobrarán el extra a lo que usted realmente pidió en concepto de coperto, servizio, pane… o todos ellos.
Aseos públicos
Un elemento curioso que sorprende en una ciudad de aspecto tan decadente, poco cuidada y poco limpia como Roma es la relativa modernidad de sus aseos: en la gran mayoría de aseos públicos, está extendido el sistema del pedal para hacer salir el agua del grifo, evitando de este modo el tener que ensuciarnos nuevamente las manos para cerrarlo. Cuando no está presente este sistema, generalmente existen otros como los grifos automáticos, o el grifo largo tipo sala de operaciones. Señalar de semejante modo que las cisternas suelen ser bastante modernas en su gran mayoría, con sistema de pulsadores en la pared.
Mejor época para ir a Roma
Cualquier momento del año es bueno para conocer la ciudad de Roma, aunque cada estación tiene sus particularidades. Posiblemente, la primavera sea el mejor momento del año para visitar la ciudad, ya que nos evitaremos el calor del verano; el anochecer temprano del invierno o las lluvias de los meses otoñales.
No te obsesiones con los monumentos
Hay que tener en cuenta que todo lo que hay que ver en Roma puede ofrecernos no se puede descubrir en 2 ó 3 días – gente que ha vivido allí largas estancias después de un año todavía tiene iglesias o museos que visitar…- Por tanto, recomendamos visitar en el tiempo que se disponga de los monumentos que se pueda, sin estresarnos, dejando también momentos para realizar paseos y contemplar los panoramas que ofrece la ciudad, así como para perderse por sus callejones o disfrutar de un helado, café o cena tranquilamente. Siempre habrá tiempo para volver en el futuro a seguir disfrutando.
La buena relación con los españoles
Un detalle curioso es el concepto que los italianos en general y los romanos en particular, poseen de los españoles. Aunque a alguno pudiera parecerle que pudieran existir ciertos sentimientos de rivalidad o envidia entre países, para decidir cuál de los dos, España o Italia, es más bonito o por temas deportivos por ejemplo, nada más lejos de la realidad: en Italia adoran la lengua española, les encanta, muchos chapurrean o intentan chapurrearla, les parece especial y bonita – como quizá a nosotros el italiano – y cada vez más lo estudian, incluso en la escuela. También les encanta nuestro carácter, el que seamos tan abiertos; nos consideran sus hermanos dentro de Europa, y admiran nuestro carácter festivo y nuestra energía nocturna. Los jóvenes conocen sobre todo Barcelona, Lloret de Mar e Ibiza, aunque también son muy famosas ciudades como Valencia, Sevilla, Granada, Madrid o Salamanca.
Horarios de comidas en Roma
Quizá resulte un poco difícil acostumbrarse a los horarios de comidas, ya que en Italia, como prácticamente en toda Europa excepción hecha de nuestro país, este horario se adelanta considerablemente. De este modo, el almuerzo tiene lugar sobre las 13:00 horas y la cena sobre las 20:00. Señalar que el italiano por regla general realiza un desayuno de pie en el bar en el que toma un café expreso o cappuccino con un cornetto (cruasán) simple o relleno de la famosa nutella, crema o mermelada.
Accesibilidad para turistas con discapacidad
Destacar que probablemente Roma sea una de las capitales de la Europa occidental menos y peor preparadas para las personas con discapacidades físicas. Por la calle son muy abundantes los obstáculos que este tipo de personas deben evitar, no existiendo en multitud de ocasiones ni siquiera rampas para salvar la diferencia de altura entre acerado y calzada. El estado de las aceras es malo por regla general, y el pavimento a base de “san pietrinis” –adoquines- no facilita la circulación para este tipo de discapacitados.
Tickets de compra
Por último, no se extrañe si después de haber pasado 4 ó 5 días en la ciudad, vuelve a casa con la cartera rebosante de tickets de compra: son los famosos scontrinos, que pueden ser solicitados por la guardia di finanza, para controlar que el intercambio comercial haya sido legal y luchar teóricamente de este modo contra el comercio sumergido…