Éstas son algunas anécdotas, detalles interesantes de conocer y curiosidades de la ciudad de Roma, que seguro que recordarás cuando pasees por sus calles.
Estrellas en el suelo de San Pedro
Cuando entre en San Pedro, fíjese en las estrellas existentes en el pavimento de mármol, justo en el medio de un pasillo que recorre la nave central: representan la longitud de diversos templos católicos en el mundo (a contar desde el ábside de la basílica hasta dicho punto). Señalar que por España se encuentra la estrella que indica aquella de la catedral de Toledo.
Escudos papales presentes en toda la ciudad
Cada vez que un papa llevaba a cabo una obra pública en la ciudad, dejaba su impronta en forma de escudo. Así, podemos ver esparcidos por toda la ciudad miles de este tipo de escudos en fuentes, edificios, alcantarillas, estatuas…
Fíjese en que siempre se repiten los 3 elementos obligatorios en este tipo de insignias, es decir, la tiara (el sombrero del papa), la estola (la bufanda) y las 2 llaves de S. Pedro entrecruzadas (una dorada y una plateada). Bajo estos elementos cada papa -aún hoy se sigue haciendo- elige diversos símbolos para completar su ‘stemma’.
Señalar que en la antigüedad se solían utilizar los escudos de las familias a las que pertenecían los Sumos Pontífices -por esto puede ver 3 abejas representadas en muchos lugares de Roma, símbolo de la familia Barberini, como por ejemplo en las columnas del baldaquino de S. Pietro-. Sin embargo, hoy en día Ratzinger –Benedicto XVI- ha elegido elementos como una concha, un negro y un oso. Puede ver este escudo en la gran mayoría de los templos de la ciudad, sobre la puerta de entrada.
Sta. Mª dell’Orazione e Morte en Via Giulia
A espaldas del magnífico Palazzo Farnese, sede de la embajada francesa en Roma, se encuentra la magnífica también Via Giulia. En ella, y tras pasar bajo un precioso arco, podemos contemplar la iglesia de Sta. Mª dell’Orazione e Morte. Busque en su fachada los elementos macabros como los diversos cráneos alados, el reloj de arena también alado – representando el famoso Tempus fugit (el tiempo ‘vuela’)-, o el par de casetas para las limosnas que instan a contribuir con diseños de esqueletos y frases como: “Limosna para las lámparas eternas del cementerio” o “Para los pobres muertos que se recogen en el campo”.
No es fácil, sin embargo, visitar la magnífica capilla decorada con multitud de cráneos y huesos, dedicada a los muertos sin nombre. Si logra encontrar la iglesia abierta en uno de los cultos, intente preguntar al propio sacerdote o a algunas de las hermanas si puede visitarla, y rece para tener esa suerte.
Leyenda de rivalidad entre Bernini y Borromini
Una de las leyendas más famosas -y más falsas-, de Roma, es la que cuenta que la figura que representa el Rio de la Plata la Fuente de los Cuatro Ríos, obra de Bernini que domina Piazza Navona, tiene alzado el brazo al temer la posible caída de Sant’Agnese in Agone, obra de Borromini. De semejante modo, también se dice que la estatua del Nilo tenga cubierto el rostro para no tenerla que ver (en realidad, esto representa el hecho de que en la época, todavía se desconocían las fuentes de este rio). En efecto, es una simple leyenda, ya que la fuente se acabó de construir en 1651, justo un año antes del año de inicio de la construcción de la iglesia.
Leyenda de la Bocca della verità
En Sta. Maria in Cosmedin se encuentra la boca de alcantarilla más famosa del planeta. En efecto, la imagen de ese gran medallón de piedra, hoy apoyado sobre uno de los muros del pórtico de la iglesia, que no es más que un antiguo desagüe con 5 salidas para el agua (orificios correspondientes a los ojos, nariz y boca), tiene una leyenda conocida por casi todos en Roma. Según la misma, -y si usted no ha visto la película Vacanze Romane (Vacaciones en Roma), donde el protagonista la resume-, si alguien introduce la mano en la boca y dice una mentira, esta se la morderá. Según alguna otra leyenda, durante cierto tiempo pequeños delincuentes pudieron haber sido capturados por autoridades locales y conducidos hasta aquí, siendo entonces preguntados por algún otro delito más grave, con la finalidad de encontrar chivos expiatorios. Ante la negativa por parte del detenido de tener nada que ver, un operario provisto de una espada, sesgaba la mano por la otra parte del medallón, siendo este finalmente acusado.
Centros geométricos de la Plaza de San Pedro
A pocos metros a derecha e izquierda del obelisco central de la Plaza de San Pedro, se encuentran los dos centros de las sendas columnatas que sugieren la forma elíptica de la misma. Escrito en el suelo podrá leer Centro del colonnato, por lo que, si se sitúa justo encima del punto indicado, podrá ver cómo ‘desaparecen’ 3 de las 4 columnas que forman cada fila en dicha columnata – obviamente, desde ese punto sólo se podrá ver la más cercana, quedando las otras ocultas justo detrás perfectamente alineadas.
Formación del monte Testaccio
La zona del monte Testaccio es en la actualidad un hervidero de gente las noches de los fines de semana, al encontrarse allí bastantes locales y discotecas para salir de marcha. Lo que quizá la gran mayoría de esta gente no sabe, es que está bebiendo o bailando al lado de los restos de más de 25 millones de ánforas, que eran desechadas y acumuladas aquí cuando no servían o cuando se rompían, por los trabajadores del cercano puerto fluvial que se encontraba en época romana a esta altura del rio.
Villa Borghese y su forma de corazón
Villa Borghese es el parque, la zona verde, más emblemática de Roma. En ella podemos encontrar vistas increíbles de la ciudad, como aquella desde el famoso mirador del Pincio –con Piazza del Popolo en primer plano y la Via Cola di Rienzo y San Pietro al fondo-. Es posible de igual modo también encontrar numerosas fuentes, un interesante reloj que funciona accionado por agua, un hipódromo y la famosa Galería Borghese. El detalle curioso es que si miramos alguno de los planos esparcidos por esta villa veremos cómo tiene forma de corazón: ¿existe algún lugar más romántico para pasear en Roma?
Ponte Milvio
Desde hace unos años, y a raíz de la película “Tre metri sopra il celo” (Tres metros sobre el cielo), basada en el libro del mismo nombre, se ha puesto de moda en Roma acudir en pareja a este puente, como así lo hacían los protagonistas, y sellar el amor existente entre los componentes dejando un candado en una de las farolas del puente y tirando la llave al rio. Esta costumbre ha sido objeto de no poca polémica en la ciudad en los últimos tiempos, entre los partidarios de dejar el puente libre de estos nuevos elementos extraños y aquellos que encuentran en ella un nuevo reclamo turístico, o el inicio de una romántica tradición.
Templete de San Pietro in Montorio
En Roma se encuentra, si se sabe dónde buscar, el primer ejemplo de monumento considerado por los expertos verdaderamente renacentista (del alto renacimiento). Se trata del pequeñísimo “tempietto” – templete- del Bramante, que podría ser considerado casi escultura, encargado por los Reyes Católicos para la iglesia de San Pietro in Montorio, en el monte Giannicolo.
Además está justo en el sitio donde se cree fue martirizado –crucificado boca abajo para no morir como Jesucristo según petición propia- el apóstol Pedro.
Los ‘San pietrinis’
Los adoquines que adornan algunas calles de ciudades españolas son llamados en Roma san pietrinis (recordemos que Pietro viene de pietra que quiere decir ‘piedra’) En la capital italiana están por todas partes, y no solamente en lugares destinados al tráfico rodado, sino también por ejemplo cubriendo toda una plaza peatonal, como sucede por ejemplo en la Piazza del Popolo. El estado del acerado y de los propios san pietrinis en Roma no suele ser muy bueno en general, por lo que recomendamos tenga cuidado si no quiere llevarse un recuerdo a casa en forma de esguince de tobillo. Es mejor que las mujeres dejen los tacones en el hotel, al menos durante los largos paseos turísticos de la jornada.
La falsa cúpula de San Ignazio Loyola
En la impresionante iglesia de San Ignazio de Loyola es posible encontrar 2 curiosidades interesantísimas: por una parte, en la primera de las capillas de la derecha, podrá observar una curiosa maqueta del diseño de un templo para todas las religiones del mundo. Sin embargo, aún más impresionante será dirigirse hacia el centro de la misma, caminar hacia la cúpula, y detenerse en el lugar indicado en el pavimento para observarla. Si usted no se detiene ahí, o se ha fijado mientras caminaba a ese punto, habrá caído en la cuenta de que la cúpula no lo es tal: se trata de un magnífico efecto óptico conseguido por Andrea Pozzo, que evidentemente desaparece si se observa el fresco desde otros puntos de la nave.
Pasquino
Pasquino, es el nombre que recibe la más famosa de las estatuas parlantes de Roma. Y decimos parlantes, ya que desde la antigüedad, ha servido para darle voz al pueblo que no podía manifestarse de otra manera. En efecto, de noche se colgaban mensajes en su mayoría satíricos para mantener el anonimato y no ser detenidos los autores de los mismos, siendo de este modo podían leerse por la mañana. Según la tradición, el nombre de Pasquino se le ha dado ya que era este el de un personaje del barrio, quizá un barbero, herrero o zapatero, especialmente famoso por la calidad de sus versos.
Aún hoy se pueden ver decenas de carteles y mensajes adosados al torso de esta estatua que representa un antiguo guerrero griego.
Fuentes de los distintos riones
En 1927, el gobierno fascista encargó al arquitecto Pietro di Lombardi diseñar una serie de fuentes, una para cada barrio histórico de la ciudad –en Roma llamados rioni (rione en singular)-. De este modo, junto al escudo representativo del mismo, podemos encontrar en la actualidad unas 10 fuentes, haciendo alusión cada una de ellas a la actividad principal que tradicionalmente se llevaba a cabo en la zona de la ciudad donde se encuentra. Entre las mismas, se pueden encontrar por ejemplo la Fuente de los Libros, en el rione Sant’Eustachio -zona universitaria ya que hasta esas fechas la Universidad de Roma, la Sapienza, había tenido su sede allí, en Sant’Ivo alla Sapienza- o la Fuente de las Ánforas en Testaccio, monte cuya historia se ha explicado un poco más arriba. Es verdaderamente interesante pasear por Roma y tratar de reconocer el resto así como el por qué de la iconografía que presentan.
Los «nasones»
Una de los elementos que quizá nos llame la atención a los españoles el primer día que llegamos a Roma, sobre todo si se es de las zonas más afectadas por la sequía, es probablemente el ver emanar en continuación agua de las miles de fuentes destinadas para beber esparcidas tanto por el centro como por la periferia. Son los famosísimos nasones –de naso, nariz, significando nariz grande-.
Son además el método perfecto para detectar quien acaba de llegar a la ciudad: si aquel que bebe se agacha directamente hasta el chorro, podremos concluir que seguramente no lleve en Roma más de 24 horas. Si se ha permanecido ya por algún tiempo, se habrá visto a algún lugareño, o turista con más experiencia, que nos haya hecho entender que el agua se bebe tapando el agujero por donde normalmente escapa, lo que creará otro chorro de menor caudal que sale hacia arriba, provocado por la existencia de un pequeño agujero en la parte superior de la susodicha ‘nariz’.
Indicar también que existen tres nasones de los originales del siglo XIX, fácilmente distinguibles porque el agua sale de la cabeza de tres cabezas de dragón. Uno de ellos puede verse en Piazza Rotonda, plaza donde se encuentra el Panteón.