Antes de entrar a detallar cómo podemos desplazarnos a través del transporte público, merece la pena tratar el tema del tráfico y del modo de conducir que tienen en la ciudad: Muy peligrosa. Estas son las dos palabras que mejor definen a Roma en este aspecto.
En efecto, la conducción de la capital de la península itálica recuerda muy mucho a aquella que se lleva a cabo en otras ciudades de zonas mucho menos desarrolladas como Centro y Sudamérica, India, u otras de oriente próximo. En efecto, los conductores tratarán por todos los medios de egoístamente llegar a su destino en el menor tiempo posible, sin reparar en otros conductores, peatones ni prácticamente en las señales de tráfico.
Como ejemplo basta indicar la paradoja de cruzar la carretera, siendo más fácil llevar a cabo esta operación en lugares donde no existen los pasos de cebra, ya que seguramente los fieros conductores romanos se paren para dejar paso, que en sitios donde sí existen, donde buscarán por todos los medios no tener que detener su marcha, no dejándote atravesar o esquivando peatones con un volantazo o movimiento lateral con la moto.
Todo el mundo está tan acostumbrado a incumplir normas, circular marcha atrás largas distancias, tomar calles en sentido contrario (sobre todo motocicletas, bicicletas) que curiosamente son muy pocas las situaciones en las que un conductor se sorprende y decide utilizar el claxon.
Como último dato, señalar que podemos ver cómo la ciudad en cuanto al transporte privado está llena de automóviles pequeños, llevándose la palma el famoso Smart, seguido de cerca por el queridísimo en Italia Fiat 500 y otros coches como el Mini.
Metro
El metro de Roma es probablemente uno de los peores de todas las capitales y ciudades importantes europeas. Dispone sólo de dos líneas, denominadas A y B, ya que, según se dice, cada vez que se ha intentado excavar para realizar nuevos trazados, se han encontrado multitud de restos de épocas anteriores, sobre todo de época romana, que no pueden ser destruidos debido a su valor histórico. Puede que esto sea así, lo que no explicaría por otra parte por qué las dos líneas de las que se dispone no están mejor acondicionadas, con estaciones más grandes, luminosas, mejor indicadas, más limpias, etc.
De las dos líneas, la primera, la línea A, con vagones desde hace unos años de tecnología española –son de la empresa CAF- es la mejor, teniendo incluso una buena frecuencia de paso. La línea B, por el contrario, sigue disponiendo de los vagones antiguos, absolutamente cubiertos de pintadas y grafitis en su exterior, y con bastante mal olor en su interior. Ambas líneas atraviesan Roma en forma de aspa, uniéndose en el nudo de Termini, donde pueden imaginar el increíble lío de personas que suele montarse por regla general. Se encuentra en construcción la línea C, aunque parece que la obra no tiene visos de terminarse muy a corto plazo.
Es un transporte barato, tan sólo cuesta 1 € el billete – comparado con otros servicios de la capital- , es válido para 75 minutos desde que se introduce en la máquina de acceso, y en general no suelen interesar los diversos bonos para toda la jornada, o de varios días que se ofrecen, ya que al haber tantas cosas en superficie que ver, al final se suelen hacer muchos trayectos a pie o en autobús.
El horario es el siguiente:
• De domingo a jueves, de (a las 23:30 salen los últimos metros de las cabeceras de línea)
• Viernes y sábados, de a 1:30 (a las 1:30 salen los últimos metros de las cabeceras de línea)
Por último, señalar que en Roma, al contrario que en casi todas las ciudades importantes con este medio de transporte, no se entiende el concepto de acostarse sobre el lado derecho en las escaleras mecánicas dejando así el carril izquierdo libre para aquellos que tengan más prisa.
Autobuses urbanos
En caso de que nunca nos hayan contado nada sobre los autobuses de la ciudad, pensaremos probablemente que son un servicio público del ayuntamiento, 100% gratuitos. Esto es así ya que cuando llegan a una parada -que en el 90% de las ocasiones no es más que un cartel rectangular sobre un palo amarillo, nada de mamparas, mapas, etc -, se abren todas las puertas y la mayoría de gente sube y baja libremente sin picar. Sin embargo, teórica y oficialmente, gratis no es; hay que comprar título de billete antes de subir, ya que no es posible hacerlo una vez hemos montado. Si no pica, el conductor no le dirá nada – de hecho el nombre de autista, palabra italiana para llamarlos, parece un nombre adecuadísimo en este caso-. Hay que señalar que es cierto que cada vez se ven más revisores, y se están intensificando las campañas para evitar que esto ocurra, pero aún así, si evita las horas punta, es fácil que no vea ninguno durante su estancia en Roma.
A partir de las 00:00 horas comienza a funcionar el servicio nocturno, que ha mejorado bastante en los últimos tiempos. Actualmente cuenta con más de 20 líneas. Por regla general, los diurnos hacen su última salida a esa misma hora, por lo que sobre la medianoche podemos ver buses de ambas clases.
Por último, destacar que en verano será afortunado si sube y está encendido el aire acondicionado en su justa medida, ya que en la mayor parte de las ocasiones el vehículo o no dispone de este servicio, o está encendido a máxima potencia. En invierno, por el contrario, no será difícil encontrar en las últimas filas vagabundos dormidos o medio dormidos, que pasan gran parte de la jornada así, evitando el frío que hace en la calle.
Taxi
En cuanto a la opción Taxi, hay que decir que no son muy caros en la capital de Italia, comparados con otros servicios de la ciudad. El único inconveniente es que hay que estar muy atentos, porque en bastantes ocasiones puede darse el caso de que nos intenten cobrar más de lo que correspondería – hecho que por otra parte también ocurre en otras ciudades-. Esto puede ocurrir a todas horas del día, pero en especial por la noche, donde algunos conductores aprovecharán para dar un pequeño rodeo antes de llegar a su destino.
Señalar también que se puede llamar a Radio Taxi, por ejemplo al número 68822, y que en general no suelen tardar excesivamente, dando un buen servicio.
Tranvías
Otra opción para desplazarse por la ciudad, que sin embargo poca gente utiliza, es el tranvía. La red tranviaria de Roma cuenta con 6 líneas. No son tranvías clásicos, sino modernos, de color verde.
Aquello que se ha dicho sobre la ‘gratuidad’ de los autobuses, puede ser aplicado prácticamente de la misma forma para este otro medio de transporte. Entre todas las líneas, destaca la número 19, que atraviesa toda la ciudad de oeste a este. Suele ser una alternativa más cómoda, limpia y silenciosa que el autobús, aunque no siempre la ruta sea la más adecuada para nuestros intereses.